El pasado chino de Shanghai

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hcCIMG1399 RCuando los rascacielos shanghaineses dejan de fascinarte, cuando el Bund te resulta demasiado «occidental», cuando de pronto un día caes en la cuenta de que, aunque estás en China, ya no recuerdas ni cómo son esos tejaditos con dragones, es el momento de volver a los Jardines de Yuyuan y reconectar con las señas de identidad de la antigua China.

La calma de sus senderos contrasta con el bullicio de las rehabilitadas callejuelas que lo rodean, en las que no faltan tiendas de recuerdos para los turistas, famosos puestos de baozi e incluso cadenas extranjeras como KFC o Starbucks. Toda una puesta en escena para el turista ávido de la China más tradicional en un decorado de típicas casas de paredes blancas y tejados oscuros del este del país.

Todo eso queda atrás al atravesar las puertas de Yuyuan. Paseando por la quietud mineral de estos jardines, es difícil hacerse a la idea de los convulsos momentos que han vivido a lo largo de los siglos sus rocas, desde su construcción en 1577.

El jardín está dividido en varias secciones por muros sobre los que serpentea un ondulante dragón. Los sauces llorones se dejan caer sobre las tranquilas aguas de unos estanques repletos de peces, sobre los que se levantan algunos de los edificios más impresionantes de los jardines, vestidos con su tradicional color rojo. Pequeños pabellones aparecen aquí y allá, en cada uno de los rincones secretos de Yuyuan, que son muchos. A pesar de la afluencia de turistas, lo intrincado de sus senderos y túneles de piedra permiten «perderse» y sentirse por un momento dueño y señor de esa quietud antigua, de tiempos en los que la vida pasaba más despacio.

Tan despacio que este fastuoso jardín de la Dinastía Ming (1368-1644) tuvo que esperar dieciocho hasta que se hicieron realidad hcCIMG1579 Rsus pabellones y caminos. La primera idea la tuvo en 1559 Pan Yunduan, que lo concibió como lugar de retiro para su anciano padre, el ministro Pan En. Sin embargo, el nombramiento de Pan Yunduan como gobernador de la lejana provincia de Sichuan retrasó la construcción del jardín. En 1577, por fin, la familia Pan construyó los jardines. Inmediatamente, se convirtieron en objeto de gran admiración en Shanghai, tanto por su imponente belleza como por su tamaño. Sin embargo, todo tiene un precio, y el de Yuyuan fue demasiado alto para los Pan, que acabaron arruinados por su culpa y tuvieron que deshacerse de su más preciada creación.

Los jardines pasaron por diferentes manos a través de los siglos. incluso fue dividido en secciones con distintos dueños, como ocurrió en el siglo XVIII.

El convulso siglo XIX chino también pasó por Yuyuan. El ejército británico usó el ahora salón de té Huxinting como centro de operaciones en 1842. Aunque ya no está dentro del recinto de Yuyuan, en origen, este curioso pabellón levantado en el centro de un pequeño lago artificial también formaba parte de los jardines.

El siglo XX tampoco fue benévolo con Yuyuan. La ocupación japonesa en 1942, durante la Segunda Guerra Mundial, provocó numerosos destrozos. Al fin, los jardines fueron reparados entre 1956 y 1961, año en el que se abrieron al público definitivamente. Desde entonces, miles de turistas han paseado por sus numerosos senderos, han descubierto sus recovecos creados a base de roca y muros, y han disfrutado de la quietud de su vegetación. En 1982, fue declarado Monumento Nacional por el Gobierno chino.

Hoy, es una de las pocas muestras que quedan en la veloz Shanghai de la antigua China anterior al desembarco de las potencias extranjeras.

Cuando sientas en Shanghai que vas demasiado rápido, ese es el momento de cruzar la puerta del tiempo de Yuyuan.

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