Por Paulina Herrán, Revista Hola China
«el chinito vuelve a querer
alos flito flito
bien flito de puerto rico»
– Ojos chinos, El Gran Combo de Puerto Rico
Esta canción, que ha hecho legendario a El Gran Combo de Puerto Rico, seguramente será una de las más aclamadas -y gozadas- en el próximo concierto que esta famosa orquesta, también llamada «La universidad de la salsa», ofrecerá en Shanghái el próximo 8 de septiembre. Allí se dará cita la colonia iberoamericana radicada en la ciudad, pero seguramente también asistirán los «chinitos que quielen el alos» con toda la salsa y el sabor boricua. Y es que este concierto confirma que Shanghái es uno de los enclaves de la salsa más famosos de China, donde se encuentra todo tipo de ofertas para aprender el baile y disfrutar de la fiesta salsera, tal como si se estuviera en La Habana, San Juan de Puerto Rico o en la ciudad colombiana de Cali. Es tal el gusto de los shanghaineses y extranjeros por la salsa, que todos los días acuden a un sitio diferente a poner en práctica su aprendizaje, pues ahora hay proliferación de profesores particulares, academias y grupos especializados en enseñar salsa.
En los bares y discotecas de Shanghái las parejas chinas demuestran su talento. Pero para los clientes que no dominan todos los movimientos, algunas discotecas ofrecen la ayuda gratuita de «entrenadores» que coordinan la cadencia de los alumnos que, naturalmente, no llevan el ritmo en la sangre, pero le ponen empeño a cada paso. Ese es el caso de Zhang Siyu, tutor de salsa en un club, que cree que la popularidad de la salsa en las grandes ciudades se debe al deseo de cada vez más chinos de encontrar nuevas formas de relajarse y descansar de sus frenéticas vidas urbanas: “la salsa es una buena forma de liberar la tensión”, explica.
La historia de la salsa en Shanghái
Isidro Estrada, quien fuera periodista de Prensa Latina, realizó en el país asiáticos un documental titulado “Un toque de salsa china”, donde muestra los orígenes del cadencioso ritmo caribeño en la ciudad: “Después de una etapa de aislamiento del mundo, cuando solamente se escuchaban óperas revolucionarias seleccionadas, la situación dio un vuelco favorable. Desde finales de la década de 1970, con el comienzo de la apertura al mundo y la reforma económica, que cambiaron definitivamente el rostro del país, colocándolo entre las primeras economías del mundo y enriqueciendo los contactos de todo tipo con el resto del mundo». Esta es la razón por la cual hoy surgen los centros nocturnos de todo tipo, con especial énfasis desde los años 90. De esta manera, han echado raíces las llamadas fiestas latinoamericanas en hoteles, universidades, clubes y hasta Embajadas.
«Haciendo una retrospectiva, nos trasladamos hasta la década de 1930, época de oro en Shanghái, cuando se le conocía como “El París del Oriente”. En esa etapa comenzaron a llegar las rumbas de salón y la música del gran Ernesto Lecuona. Este ambiente festivo se vería interrumpido momentáneamente al llegar la ocupación japonesa, a lo que luego se sumó la Segunda Guerra Mundial y luego, en el caso de China, varios años de guerra civil, que culminaron con la fundación de la república Popular China, en 1949», tal como cuenta Estrada. El periodista encontró que el gran auge salsero de China comenzó con la llegada de bailarines, coreógrafos y empresarios con la salsa latina de Nueva York, por lo que se dió un apogeo y expansión en Beijing y Shanghái (en Hong Kong ha estado siempre presente la música latina).
Tal como observa la animadora Liza Lin, «la salsa acabará por desarrollarse en Shanghái, sobre todo si se considera que en Japón, Corea del Sur, en otros países de Asia ya hay una veintena de clubes de salsa». Ahora se organizan ruedas de casino por toda China, y hasta ancianos y niños se integran a las escuelas de baile.
El goce se lleva por dentro
Para la colonia iberoamericana, la salsa es un ritmo familiar con el que se vibra en los clubes de Shanghái, pues es un recuerdo de la tierra que dejaron atrás. Pero para los chinos, la música es extraña y pegajosa pero de la que quieren apropiarse, así no hayan nacido con ella. Para muchos de ellos, la salsa significa un modo de exteriorizar los sentimientos a gusto, luego de mantenerlos guardados por muchos años. Y para las mujeres, como bien señala en el documental la bailarina aficionada Yan Yanna, la salsa equivale a la oportunidad de que “las chinas mostremos al mundo nuestra belleza y en general nuestros encantos”.
En Shanghái prácticamente se puede pasar la semana entera de club en club para bailar salsa: los lunes son menos aburridos si se acude al legendario club latino Mural, donde hay orquesta en vivo que ameniza la fiesta. En un rincón de la pista se encuentran a los profesores de salsa de Shanghái que están disponibles para coordinar a los alegres estudiantes. El martes en el exclusivo restaurante-bar Unico también se puede disfrutar de música en vivo, donde además de salsa se interpreta bachata y merengue. El miércoles en Shanghai Brewery hay un buen espacio para «echar paso», mientras que los jueves el bar Legends ofrece clases de salsa gratuitas, seguido de una fiesta para quienes se animan a seguir bailando. La llegada del fin de semana es el tiempo preciso para relajarse y ponerse los «zapatos que bailan»: el viernes el legendario club JZ Latino tiene banda latina en vivo; el sábado, Mural vuelve a abrir para los salseros y el domingo es para Brown Sugar, con un ambiente de baile más sofisticado.
Definitivamente la salsa se apodera de las noches de Shanghái, y el próximo concierto de El Gran Combo de Puerto Rico promete ser una de las mejores pistas para que chinos e iberoamericanos den rienda suelta al movimiento de cadera.