Julio Fallini es un retratista Uruguayano en búsqueda constante de la expresión del alma a partir de la luz y los colores que actualmente reside en Shanghái, donde tiene su estudio de fotografía.
¿Cómo empieza su relación con la fotografía?
Siempre me fascinó el arte, es por esto que de jovencito estudié dibujo, pintura, estética e historia del arte y, también si me destacaba en dibujo y pintura, decidí que la fotografía era la herramienta de los tiempos actuales que vivía para expresar el arte. Así como lo hicieron en su tiempo los distintos artistas clásicos, cada uno usando las herramientas de su época.
¿Cuál ha sido su evolución vital y artística?
Para perseguir mi pasión renuncie a la seguridad de un trabajo muy codiciado en un banco y la cámara fotográfica se volvió mi mejor amiga.
Aprendí en la marcha, haciendo, simplemente siguiendo mi instinto y mi visión. Después de tres meses de tener una cámara en mis manos gane mi primer concurso fotográfico nacional, el primero de muchos concursos que gané en el curso de mi carrera. Creo que esos éxitos se produjeron gracias al espíritu rebelde que me hizo romper los esquemas preestablecidos y encontrar un estilo propio mas original y atrevido.
Desde Montevideo me mude a Punta del Este, un lugar turístico tan prestigioso en America del Sur como lo es Montecarlo o Saint Tropez en Europa.
Allí me afirme como el retratista de la alta sociedad, retratando la élite y las celebridades que pasaban el verano en esta maravillosa península rodeada de mar azul transparente. Un viaje a Punta del Este no era completo sin un retrato de Julio Fallini!
Es en esta época que empecé a trabajar también en Buenos Aires, Argentina, donde abrí otro estudio fotográfico y poco después en Venezuela donde retraté a los más famosos arquitectos, diseñadores de moda y las familias de la alta sociedad.
Retratando mujeres bellísimas, rodeado de lujo y de belleza estética, a veces resonante, a veces sutil, a veces excéntrica, con el pasar de los años más y más buscaba lo que hay detrás de la apariencia; la verdad. Y fue esto que me empujó a buscar la esencia, capturar la belleza interior, la verdadera expresión del Ser.
Y es en esta constante búsqueda, que se volvió en una necesidad de mi ser, que empecé a hacerme las preguntas fundamentales: ¿Quién soy? ¿Dónde estoy? y ¿Dónde quiero ir?
La búsqueda de las respuestas me llevo a viajar a la foresta amazónica donde pase un tiempo viviendo con las tribus indígenas, conociendo su estilo de vida y su fuerte conexión con la naturaleza y el cosmos, su sabiduría antigua y su profundo conocimiento de las leyes que gobiernan la naturaleza y el universo.
Allí me di cuenta de que no quería repetir más, no quería fotografiar lo mismo una y otra vez; surgió en mi el fuerte deseo de fotografiar un nuevo mundo regido por los principios de Orden, Luz y Amor.
Después de tres años viviendo en la foresta amazónica, una experiencia que cambio mi vida para siempre, viaje a la Gran Sabana (Venezuela), el lugar más antiguo y desconocido del Planeta.
Allí me fui encontrando con personas de todas partes del mundo que, empujadas por la misma búsqueda, por la misma necesidad de conocer la razón de su vida y de encontrar un propósito mayor, fueron inspirados y acudieron a este lugar inhóspito, aislado, olvidado, donde el silencio hace posible escuchar la llamada del alma.
Allí, en este lugar tan alejado del mundo, donde los paisajes quitan el aliento, sintiéndome tan cerca al poder de la naturaleza y de la creación, mi espíritu se renovó con una nueva inspiración.
¿Cómo llega Julio Fallini a China?
Después de mi experiencia en la Gran Sabana he estado viajando por América, Europa, África, Australia y Asia, donde he establecido mi estudio en la cosmopolita Shanghái.
¿Podríamos decir que para usted, la fotografía es una forma de entender la vida?
Lo que ha empujado mi vida siempre ha sido y sigue siendo la búsqueda de la verdad, que es buena, útil y bella, la realidad que yace debajo de la superficie; la necesidad de capturar esta realidad es lo que ha definido mi estilo de retratos.
¿Qué encuentra en la fotografía?
Primero Libertad, ¡la libertad de Ser! La libertad de buscar y expresar el arte de la belleza de la Creación. Esto es algo que está contenido en lo más profundo del Ser humano, en su esencia y lo que quiero es procurar extraerlo para que la persona lo exprese desde su interior y así plasmarlo en un retrato.
Cuando realizo un retrato utilizo las facultades que me permiten la comunicación con la esencia que está guardada en lo más profundo del alma. Esta esencia es el mayor tesoro que pueda tener una persona, solo tiene que descubrirlo y así sabrá que en este rincón del alma está la fortaleza inexpugnable donde habita la esencia divina del ser, esta fortaleza se abre ante la intención pura del amor.
Es así que cuando dirijo mi atención y mi consciencia a ese espacio interior, donde yace la luz interna del ser, esta se activa y emana su belleza con su propio lenguaje que es música, poesía, ¡hay fiesta adentro! Es en estos momentos cuando capturo la imagen que queda retratada para que irradie su vibración en el lugar que se escoja para ser exhibida.
A través de mis retratos capturo la belleza interior de la persona al mismo tiempo que subrayo la apariencia externa. Mi estilo único hace que mis retratos sean atemporales, que emanen una sensación etérea que solo la expresión del alma y del ser puede dar, a través de la luz, el sonido, el movimiento y el color.
Unas de las llaves principales para mi trabajo artístico es la particular sensibilidad a la amplia gama de luces y sus cambios. Siempre prefiero las luces naturales, los ambientes naturales donde la persona se puede relajar, expandir y expresar su yo real.
Es por esto que mis retratos son más parecidos a pinturas clásicas que a fotografías; son obras artísticas que hablan de poesía, belleza interior y clase. Manifiestan el poder de la personalidad real, que es única para cada uno.