Grisel Sandoval Schellenberg es Licenciada en Administración de Empresas, además de haber cursado dos años de Filología francesa en la Universidad de Lausana, en Suiza. Habla español, francés, inglés y tiene buenos conocimientos de Alemán. Está casada con Heinrich Schellenberg, ExCónsul General de Suiza en Shanghai, recién nombrado Embajador suizo en Riad, Arabia Saudita. Tienen dos hijos: André y Antoine.
Grisel Sandoval lleguó a Shanghai con su familia hace cuatro años, siguiendo a su marido. Este ha sido su segundo puesto en Asia ya que hace unos años habían estado en Bangkok, en Tailandia.
Grisel es una mexicana muy orgullosa de sus raíces y una suiza de corazón. En el ámbito laboral, sus superiores y colegas la consideran: trabajadora, profesional y dinámica; líder innata. En general se describe como una persona con carácter aunque muy adaptable a todo tipo de circunstancias. En distintos entornos, le encanta interactuar con la gente de manera positiva y alegre. Siempre se muestra muy natural. Estudió empresariales, aunque nos explica que recientemente se ha dado cuenta de que pudo haber estudiado etnología, ya que le fascina descubrir nuevas culturas y adentrarse en ellas, saber sus usos y costumbres, averiguar sus problemáticas simplemente para tratar de comprenderlas, observar el paralelismo con respecto a las sociedades que ya conoce y lo más importante, aprender de cada una de ellas. Grisel también nos cuenta que cuando se ve en medio de una cultura distinta a la suya, se visualiza como una taza vacía que habrá que llenar con todas las experiencias enriquecedoras que encuentre en el camino.
Gisel, ¿Cuál fue tu mayor aprendizaje viviendo en Shanghai?
El encontrarme con una sociedad orientada hacia los negocios y trabajadora es algo que esperaba, no así la personalidad de su gente. Descubrí ciertas similitudes con mi propia sociedad mexicana, los chinos están muy orientados a la familia. La cohesión familiar prima, hay una gran solidaridad entre ellos, le dan mucha importancia a compartir la comida y a las reuniones familiares y de amigos. Si bien pueden resultar temperamentales y ruidosos, igualmente son muy alegres y bromistas. Conviven en comunidad, les gusta hacer todo tipo de actividades grupales; desde compras hasta viajes. Me llamó la atención, la gran importancia del concepto del Guanxi; de las relaciones interpersonales para crear redes de influencia y de apoyo. Es una sociedad altamente competitiva, muy ahorrativa y que todo lo invierte en la educación de su único hijo. También su orientación hacia el futuro, esa manera de fijar objetivos y sacrificarse para el cumplimiento de los mismos a mediano y largo plazo. A su vez, fue todo un hallazgo la variedad de la gastronomía china y en particular, su riqueza literaria, tienen magníficos escritores.
¿Qué consejo das a las esposas que acompañan a sus maridos en su aventura laboral en China?
Que se den la oportunidad de salir de su zona de confort dentro de la comunidad de expatriados, para acercase a la comunidad local. Es gente interesante, sumamente sociable y curiosa, todo lo absorben todo como esponjas. Pueden aprender mucho los unos de los otros y es muy divertido.
¿Nos puedes recomendar algunos lugares que la gente deba visitar?
En Shanghai, recomiendo visitar el museo de arte contemporáneo The Power station of Art y la antigua zona industrial que ha sido convertida en galerías 1001 Art Gallery.
En China, en general, creo que hay que ver el puente colgante (The Hanging Temple ) y las grutas budistas de Yungang, en Datong, en la provincia de Shanxi; las cuevas de Dazu, en la Provincia de Sichuan y los Pueblos tradicionales, en Wuyuan, en la provincia de Jiangxi.
¿Cuál fue tu mayor reto al estar en China?
El compaginar mi intenso ritmo de vida en Shanghai: trabajo, recepciones, eventos y demás actividades con mi vida familiar. Mis hijos se quejaban con frecuencia de nuestros múltiples compromisos diarios. Asimismo, me vi en la necesidad de hacer una inmersión en la práctica del yoga para lidiar con el estrés y reforzar mi equilibrio emocional.
¿Podrías darnos tres consejos que hagan la vida más simple y fácil viviendo en China?
El primero, desde luego, es aprender algo de mandarín – no lo intente porque me sabía de paso – pero me habría facilitado enormemente las tareas de la vida cotidiana y me habría proporcionado un acceso directo con la sociedad.
El segundo, practicar alguna actividad que les permita entablar contacto directo con los chinos. En mi caso gracias al yoga, logré hacerme de muy buenas amistades locales a pesar del problema de comunicación. En pocos años, algunas amigas mejoraron su inglés e incluso terminaron aprendiendo algo de español.
El tercero, leer literatura china proporciona un excelente marco para la comprensión de la sociedad. Me vienen a la mente títulos como: Cisnes Salvajes de Jung Chang, El Abanico de seda de Lisa See, Qiu Xiaolong con su colección de novelas del inspector Chen, el premio novel Mo Yan con La república del vino, Le Pousse-pousse de Lao She, entre muchos otros.