Este año, en el “Film Factory Market” del Festival de Cine de Pekín, organizado para facilitar encuentros entre la industria, se centra sobre todo en la tecnología, los efectos especiales y en las localizaciones de las películas. No es de extrañar que el mercado de la cinematografía china se incline hacia esa tendencia después de los beneficios y éxito absoluto de Transformers, que se convirtió en la película más taquillera de la historia de China. Pero no son los únicos datos a tener en cuenta.
En China se construyen de media 10 nuevos cines al día. El año pasado la venta de entradas llegó a los casi 4000 millones de dólares. Solo para ver el film protagonizado por Mark Wahlberg en las salas de cine, los chinos se dejaron 250.000 dólares. Según algunos periódicos económicos dentro de dos años Hollywood tendrá que rendirse a los pies del gigante asiático pasándole el bastón de mando en el Séptimo Arte.
En Hollywood intentan adaptarse rápidamente a este torbellino del cine chino y tratan de dirigir sus cintas hacia el público oriental, sobre todo incluyendo localizaciones en el país. Lo que queda por analizar es la actuación de China ahora, si optan por adaptar sus producciones para la exportación o inclinan la balanza hacia su propio público.