Los chinos empezaron a emigrar hace más de 2,000 años, pero no fue sino hasta los siglos XIX y XX que se registró una verdadera migración en masa a confines más lejanos, tales como Chile y otros países sudamericanos. Lo que los caracterizó siempre fue su duro trabajo y su capacidad emprendedora. Estas virtudes también las tiene Mai-Nié Chang, nieta de un chino que está orgullosa de llevar su apellido, y que hoy nos cuenta su historia de éxito y emprendimiento.
¿Nos podrías contar un poco acerca de tu ascendencia china y cómo fue que tus antepasados llegaron a China?
Mi abuelo llegó a Chile en los años 30 desde Guangzhou, luego de haber desembarcado en Panamá en un viaje de placer que emprendió con amigos y algunos primos. Por algunos cambios políticos que se produjeron en China, mi abuelo decidió quedarse en Sudamérica, mientras quienes venían con él se devolvieron.
Mi abuelo llegó a Chile trabajando en carnicerías en el norte y luego a la zona donde se instaló, llegó trabajando cuando había fiestas religiosas. El tenía juegos de azar y otros juegos de entretención que ofrecía a los lugareños en tiempos de fiestas. Ahí conoció a mi abuela. Ella era chilena, una joven del campo, específicamente de la localidad de San Félix en el Valle del Huasco en el norte de Chile. Se casaron muy pronto y se fueron a vivir a la ciudad más cercana, Vallenar.
Durante esos años, mi abuelo no tenía nada, arrendaba una habitación en una casa y con mi abuela tuvieron su primer hijo, mi padre. Los dos trabajaban vendiendo ropa y gracias a este negocio llegaron a abrir una tienda grande donde abastecían a los mineros y campesinos de la zona, además de un hotel llamado Residencial Oriental, donde mi abuela aun trabaja hasta el día de hoy. Tuvieron 4 hijos y 12 nietos. Nosotros crecimos con un abuelo que nunca habló muy bien el castellano, que comía sus propios platos, cultivaba las típicas verduras chinas y una vez hasta intentó cultivar su propio arroz, sin mucho éxito por el clima seco de nuestra región. Su cultura fue siempre parte de nuestra vida; le llegaban revistas desde el Club Chino de Santiago de Chile, estaba en contacto permanente con su hermana en China y sus amigos siempre fueron sus paisanos.
En los años 60 se nacionalizó chileno y volvió a China a ver a su hermana. Estuvo en su pueblo por unos meses y luego volvió con sus maletas cargadas de regalos para nosotros. Tenemos dos fotos de su viaje, y siempre tuve el anhelo de conocer esa casa, en la que nació y que aún está en pie.
¿Todavía mantienes contacto con tus familiares en China?
Mi padre viajó a China en 1995, conoció su primo hermano, y descubrió que los hijos de este primo, sus sobrinos, habían viajado a Chile, justamente porque sabían que tenían familia acá, pero sin ninguna referencia. Estuvieron varios años trabajando en restaurantes chinos hasta lograr tener los propios. De esto no supimos hasta que mi padre volvió de su viaje y los fue a buscar a Santiago. ¡Teníamos a nuestros familiares acá y no lo sabíamos! Desde entonces estamos en contacto permanente, con ellos que viven en Chile, con una prima que vive en Nueva York, como con los tíos y primos que viven en China. Conocer a mi familia oriental ha sido como recuperar los lazos perdidos y completar una parte mía que sentía perdida, por lo que siento una enorme gratitud.
¿Qué significa para ti llevar en la sangre esa doble mezcla de latina y asiática?
Es un orgullo. Mi abuelo fue un gran hombre, su manera de ver la vida no la terminé de comprender hasta que viajé a China. Ese encuentro con mis raíces y esencia ha sido uno de los eventos más importantes de mi vida.
Me siento orgullosa de llevar en mi sangre parte de esa cultura, de esa sabiduría milenaria. También es un orgullo llevar el nombre que mi abuelo me puso y de llevar su apellido.
Hemos sabido de tus éxitos a nivel empresarial en Chile. ¿Qué consejos les darías a aquellas mujeres con sueños de convertirse en emprendedoras como tú?
Más que entregar consejos prefiero compartir mi experiencia.
Como mujer, es complejo equilibrar la vida maternal, familiar y laboral, y aún así somos capaces de esta multiplicidad. Hacer un trabajo, cualquiera sea, con entusiasmo y felicidad, son la clave para el éxito en todo emprendimiento. Hay un proverbio chino que dice: “Quien hace lo que le gusta, nunca trabajará”. Ese es el espíritu.
¿Cuál ha sido el mayor reto que has tenido en tu vida? Cuéntenos qué hiciste para enfrentar y superar este obstáculo.
No tengo un solo reto y un solo obstáculo superado, son muchos.
Uno de los mayores ha sido casarme y tener mi primera hija a los 16 años. Fue difícil en un principio, pero con el apoyo de mi marido y mi familia, hoy puedo decir que cualquier reto es superable con el apoyo de otros. Es muy difícil superar obstáculos y emprender en la vida cualquier empresa sin el apoyo de la gente que nos quiere.
¿Cómo te ves de aquí a cinco años más como mujer y ejecutiva?
Me veo como una mujer con más experiencia y mayor humildad gracias a lo que he aprendido en la vida, compartiendo experiencias y apoyando a otras mujeres en el emprendimiento de sus empresas y vidas. Me veo también generando nexos entre las mujeres chinas y chilenas.