Un día en Hangzhou

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Por Soledad Arabel, Revista Hola China

De camino al verano vemos como la naturaleza florece resplandeciente y regocija nuestros sentidos, la belleza que nos ofrece la madre tierra en sus distintos rincones son dignos de admiración; y para quienes están atrapados en el selva del cemento deseen tomarse un descanso y un respiro, nada mejor que disfrutar de un paseo por la bella ciudad de Hangzhou, capital de la provincia china de  Zhejiang, reconocida como patrimonio de la humanidad.

Un día es poco pero suficiente para decidir querer volver; el verde de sus parques, la tranquilidad del lago, y la arquitectura tradicional pincelando la ciudad, atrapa al visitante desde el primer momento. Hangzhou, con más de ocho millones de habitantes, es uno de los atractivos turísticos más populares de China con su ensoñado lago del Oeste y su paisaje montañoso.

Quien tenga la oportunidad de ir Hangzhou no debe dejar de ir a los siguientes lugares:

El Lago Oeste, que en principio fue una laguna del río Qiántáng, no existió hasta el siglo VIII. Bordeado de sauces llorones y preciosos jardines adornados con flores, no alcanza un día para recorrerlo, aunque se hacen visitas en cruceros que salen cada 20 minutos. Al noroeste están los jardines de Qujuán, famoso por los aromáticos lotos que florecen en primavera.

lago oeste

El Templo de Língyin, templo Budista fundado en el año 326 dC fue reconstruido y restaurado unas diecisiete veces. Su nombre se traduce literalmente como el “Templo del retiro de las almas”. Todo el templo está salpicado de edificios y obras de arte históricas, pagodas, pabellones, puentes y estatuas adornan la tupida vegetación del lugar.

Lingyin temple

 

La Pagoda de Liùhé, conocida también como pagoda de las seis armonías, se luce en su esplendor tanto de día como de noche con luces que contornean su exquisita arquitectura. La misma se encuentra ubicada a los pies de la colina Yuelun frente al río Qiantang. Fue construída originalmente en 970 dC durante la dinastía de Song del Norte; luego fue destruída en 1121 y reconstruida totalmente en 1165 durante la dinastía de Song del Sur.

Liuhe pagoda

La antigua calle de Quinhefang, una animada peatonal en el extremo sur de Zhonglu, distrae la vista con inprovisados teatros de guiñol, casas de té y puestitos de curiosidades. Si alcanza el tiempo se puede llegar hasta el museo de Medicina China Huqingyu Tang que funciona como dispensario y clínica y se paga una entrada simbólica.

Quinhefan street

Para los curiosos el museo Nacional de Seda y el museo Nacional del té abre sus puertas desde temprano, de 8:30 am a 4:30 pm. En el primero se exhiben sedas mientras se explica su historia y el proceso de elaboración, mientras que el segundo dedica su interés al arte, cultivo y catas del té más famoso del mundo.

Museo nacional del te

Para poder disfrutar de este recorrido en un día lo ideal es tratar de llegar antes de las 9:00 am, de esta forma posiblemente alcance el tiempo para apreciar los encantos de Hangzhou.

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