Entrevista con el escritor argentino Enrique Solinas

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Por Xavier Ricci

La Asociación de Escritores de Shanghái concede anualmente entre cinco y ocho Becas de Residencia con todos los gastos pagados a diversos escritores de todo el mundo para que puedan conocer la ciudad, compenetrarse con la cultura China y escribir sobre ella. Entre los elegidos de este año encontramos a tres escritores latinoamericanos; al Argentino Enrique Solinas, al Colombiano Jaime Panqueva y al Mexicano Alberto Villareal. En esta ocasión hablamos con Enrique Solinas.

Enrique Solinas lleva una vida escribiendo, publicando y cosechando premios. Tiene ocho libros publicados hasta la fecha, entre sus obras destacamos la antología sobre su obra poética El gruñido y otros poemas (2011), y su libro de cuentos La muerte y su conversación (2007). Parte de su obra está traducida al inglés, al italiano, al portugués, al griego y al chino. Obtuvo varios premios, entre ellos, 1er. Premio Nacional Iniciación Bienio 1992/1993, de la Secretaría de Cultura de la Argentina y el 1er. Premio de Cuento Fantástico 2004 de la Fundación Ciudad de Arena y la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. Actualmente su actividad incluye la narrativa, el periodismo cultural, la crítica literaria y de artes plásticas, la investigación y la traducción de poesía.

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¿Cómo ha sido su llegada a Shanghái? ¿Había estado antes en China?
Llegué a Shanghái con muchas expectativas y dispuesto a absorber todo lo que pueda de esta ciudad maravillosa, sus imágenes y metáforas, su cultura y su idiosincracia, y así fue. Los primeros días casi no podía dormir y me interesaba transitar las calles, ver a la gente, visitar lugares históricos. Traía de occidente muchos comentarios de cómo sería China y en seguida me di cuenta de que no sabemos nada de oriente y que estamos llenos de prejuicios. Por ejemplo, me habían asegurado que la comida era tan distinta que no iba a poder alimentarme y hoy puedo afirmar que la cocina China es la más importante en el mundo, ya por su calidad, ya por su variedad. También me habían comentado que el inglés era la lengua que todos hablaban y no es así. Pongo estos dos ejemplos, pero hay muchas cosas más que occidente cree de oriente y se trata de un gran error.

¿Qué cosas le han sorprendido más en su llegada a china?
Lo que más me sorprendió es el alto contraste entre lo nuevo y lo tradicional: Shanghái es la tecnología que atraviesa la vida cotidiana y convive con el anciano que en el parque barre los caminos con su escoba hecha de ramas secas.
También me sorprendió esta sensación de que los latinos y los chinos tenemos algo en común. La comunidad china tiene un gran sentido de la afectividad, que en gran medida coincide con el sentir latino, y por esta razón nunca me sentí tan lejos de casa, sino que en el trato con la gente existe “eso” que nos aproxima, “eso” que los latinos necesitamos para relacionarnos y que en comunidades sajonas no encontramos y nos aleja.

¿Cómo vive su participación en el Shanghai Writing International Program 2014?
La Beca de Residencia que ofrece Shanghai Writing Association es muy prestigiosa en el ámbito literario internacional y por esta razón vivo mi participación con alegría y sorpresa. Al no tener que ocuparme de mis obligaciones cotidianas, cuento con el ocio creativo necesario para recorrer la ciudad, pensarla, procesarla y dedicarme además a escribir.

¿En que consiste esta participación?
Los becados tenemos cubiertas nuestras necesidades y es así que transitamos libremente la ciudad, visitamos museos, asistimos a espectáculos. Durante la beca, realizamos una serie de actividades estipuladas desde la Asociación. Este año, el tema que eligió la Asociación fue “Las horas”. La primera actividad que realicé fue una conferencia sobre la literatura y el tiempo en occidente. Luego, dimos una charla en la Universidad de Fudan, también en Sinan Literature Home, nos llevaron tres días a Hangzhou, dimos una charla en una High School, y también los escritores latinos ofrecimos una charla en el Instituto SISU y un Conversatorio que organizó el Cónsul general de Colombia en la Universidad de Donghua, gracias a la intervención del escritor colombiano Jaime Panqueva. Las charlas consisten en expresar cómo es nuestra mirada sobre oriente.

¿Escribirá sobre China? ¿Que le ha inspirado?
Apenas llegué empecé a escribir sobre China. Comencé un libro de poemas y escribí el primer capítulo de una novela. Lo que más me interesa es esta sensación de que la comunicación se vuelve extraña, nos aleja, en vez de acercarnos. Usamos una segunda lengua para comunicarnos, el inglés, y nunca sabemos si se traduce todo lo que decimos y si se lo hace correctamente. A veces tengo la sensación de que un gesto es más fidedigno que las palabras que usamos.

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Eres traductor de poesía: Siendo la poesía tan dependiente de las asociaciones culturales de las palabras, ¿hasta qué punto se puede hablar de traducciones o de versiones?
En narrativa podemos hablar de traducción, pero considero que toda traducción de poesía es una versión. Es imposible traducir la musicalidad exacta que el idioma original transmite. Al perderse en la traducción parte de la forma, el traductor termina siendo un recreador del texto y hasta muchas veces podríamos hablar del traductor como “autor”. Por esta razón es importante que las traducciones estén firmadas. En lo personal, la idea siempre será los más importantes a la hora de versionar poemas

En el caso del chino en que las palabras son conceptos que cambian su significado según se combinen entre ellas, y dada la gran diferencia cultural, las traducciones deben ser extremadamente complicadas, ¿lo has probado alguna vez?
Como bien dices, las diferencias culturales son notables a la hora de traducir. Con mucha paciencia intenté versionar un pequeño poema del poeta Gu Cheng y compré los poemas completos de este autor con la idea de estudiar chino y poder traducirlo. Busqué los ideogramas, los encontré, busqué sus significados. Luego, encontré una traducción al inglés de esos versos y el resultado fue el siguiente:

一代人
黑夜给了我黑色的眼睛
我却用它寻找光明

Esta generación
Las noches oscuras me dieron ojos oscuros.
Yo, sin embargo, los utilizo para buscar la luz.

¿Que recomendaría a nuestros lectores chinos sobre Argentina?
Argentina es un país que está acostumbrado a recibir a la comunidad China. Actualmente, no sólo hay convenios entre ambos países, de intercambio económico y cultural, sino también hay una buena predisposición de mi país con la comunidad oriental, a la cual respeta y se interesa por su cultura.

¿Y a los argentinos sobre China?
Que vengan, que quedarán fascinados con su gente, con su manera de contemplar la realidad. Que China es un país maravilloso y que todo lo que crean sobre oriente son fantasías.

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