La realidad del Tratado de Libre Comercio entre China y Chile

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Por Martín González Solar*

El Tratado de Libre Comercio (TLC) promulgado el 2005 viene a ser la cristalización de la amistad y la cooperación entre ambos países, donde se ha progresado en las relaciones políticas por más de 40 años y una rápida evolución del comercio de bienes y servicios, lo que ha hecho de China en la actualidad el mayor socio comercial de Chile. El TLC Chile-China ha multiplicado la cantidad exportada e importada, gracias la desgravación inmediata de una serie de productos ya sea al momento de la entrada en vigencia del tratado el año 2006, o bien desgravaciones progresivas anuales de 2, 5 y 10 años plazo, cumpliéndose el 1º de enero de 2015 el último plazo pendiente que corresponde a la categoría Año 10.

Según cifras aportadas por la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales de Chile (DIRECON), el 1 de enero de 2015 “el 97,2% de las mercancías chilenas podrán ingresar al mercado chino con un cero por ciento de arancel. Con igual fecha, un 98,1% de los productos chinos ingresarán a Chile libres de arancel. Durante el 2012, el intercambio comercial entre ambos países alcanzó US$ 32.651 millones, lo cual representa cerca del 21% del comercio exterior chileno. Este monto es 4% mayor a lo comercializado el año 2011 y refleja un aumento de un 22% promedio anual desde 2005, año anterior a la entrada en vigencia del TLC. En tanto, el saldo de la balanza comercial ha sido positivo para Chile en los últimos 10 años, totalizando en 2012 US$ 4.687 millones”.

materia prima chile china

Aún cuando dichas cifras son auspiciosas, el TLC ha favorecido principalmente la exportación de productos que suministran materias primas para la industria China, siendo el cobre y la minería chilena los grandes beneficiados. Por su parte, sectores como el vino, frutas, celulosa, entre otros, si bien registran crecimiento anual desde el 2005, aún refleja una canasta exportadora concentrada. Desde una óptica comparativa, las importaciones desde China son numerosas y diversificadas incluyendo productos electronicos, maquinaria, automóviles, textiles entre otros. Es bastante probable que esta tendencia continúe en los próximos años, dada la necesidad de materias primas de China. Sin embargo, existe un amplio margen para la introduccion de nuevos productos o bien consolidar el ritmo de crecimiento para los productos no mineros, aprovechando los beneficios arancelarios otorgados en el TLC. Es interesante recalcar que estos objetivos son coherentes con aquellos planteados en el Tratado al establecer claramente que se debe “estimular la expansión y diversificación del comercio entre las Partes”.

Para resolver esta tensión, se requiere un esfuerzo conjunto y coordinado de ambos gobiernos, el sector privado, las universidades e individuos tendiente a promover la innovación e incorporar más conocimiento orientado a una cartera exportadora diversificada, con mayor valor agregado y que pueda beneficiarse del consumo interno chino; de lo contrario, la tendencia hacia la concentración se mantendrá fuerte. Lo anterior no se materializará si se deja solo a las fuerzas del mercado. Es necesario un esfuerzo deliberado, sostenido y participativo hacia la construcción de puentes y estrategias para que las pequeñas y medianas empresas puedan acceder o bien profundizar sus actividades en el mercado chino.

 

* Abogado  de la firma  GS&Co, Abogados y Consultores Chile-China; Máster en Derecho Chino (LL.M) Universidad de Tsinghua, Beijing, China. Actualmente reside en Santiago de Chile.

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