Por Ángel Sanó
Es muy normal caminar por las calles de China, tomar el metro, sentarse a tomarse un café o simplemente comer en un restaurante y ver a la mayoría de las personas enfocadas viendo su celular o móvil, ya sea leyendo noticias, viendo películas, escuchando música, leyendo libros electrónicos, o jugando juegos electrónicos. La dependencia del celular en la vida de las personas se ha vuelto indispensable en este siglo y se pronostica que seguirá incrementándose a través de los años.
Muchas son las ventajas de poder contar con un dispositivo las 24 horas del día, donde puedas prácticamente hacer todas las tareas diarias, desde pagar artículos por internet hasta hacer transacciones electrónicas.
Sin embargo como todo nuevo invento, también son las desventajas de usar innovaciones de este tipo, una de ellas es la interacción entre dos personas, parejas, amigos, que cuando acuerdan en salir a algún lugar a relajarse, es muy típico ver en una mesa a los dos sentados uno al lado del otro y viendo su teléfono celular sin hablar entre ellos. La comunicación cara a cara se ha ido perdiendo a un ritmo veloz, a medida que surjan nuevas innovaciones con dinámicas funciones que reemplazan la comunicación normal entre dos o más personas. Las compañías tecnológicas se encuentran en una guerra para poder satisfacer todas las necesidades de sus usuarios, esta guerra en una parte beneficia a la empresa y al usuario, pero por otra parte perjudica viejas formas de comunicación que aunque el dispositivo facilita esa interacción, de vez en cuando hace falta volver a las viejas andanzas.
¿Qué pasaría si todos los teléfonos celulares desaparecieran en un solo día? Caos total, desorden, la gente se desesperaría, es inimaginable contar las sin fin experiencias que una persona con un solo dispositivo puede hacer. Esa dependencia puede verse en la vida diaria de los chinos, quienes no dejan ni un segundo de ver su teléfono móvil ni siquiera para mostrar un saludo, gracias o adiós.
Aunque resulta un poco duro hablar de cuanto ha avanzado la sociedad en estos últimos años, también es importante analizar los efectos e impactos que causan en la vida de las personas. El uso del ordenador o computadora para uso diario prácticamente ha desaparecido, algo más ligero, práctico y útil lo ha reemplazado y se ha apoderado de todas las personas sin distingos de edad.
Hasta los más pequeños de la casa siguen el patrón de sus padres o de los adultos, hasta llegar al punto de que en varias escuelas alrededor de China han prohibido traer el teléfono celular a clases. Los profesores saben que el uso de éstos en las aulas, no permite que el estudiante preste atención o realice debidamente sus tareas escolares. Mientras la adicción a la telefonía móvil siga incrementándose, mayores controles serán aplicados para evitar el uso excesivo del dispositivo.
Mientras tanto, seguiremos viendo diariamente, miles de personas usando su teléfono celular, hablando, escribiendo, jugando, leyendo, entre otras funciones, pero la adicción a este tipo de equipo electrónico debe ser tratada con mucha cautela y con observación, con el fin de evitar males mayores en un futuro vinculados al uso de éste dispositivo.
Ángel Sanó
Angel Antonio Sano D´Elia, abogado egresado de la Universidad Santa María, Venezuela, con una especialidad en Relaciones y Política Internacional realizada en la Universidad de Jilin, China y experiencia laboral de cinco años en el departamento de Administración de Contratos en la compañía de petróleos PDVSA GAS, S.A. ubicada en Venezuela. Actualmente cursando el tercer año del idioma chino mandarín en la Universidad de Estudios Internacionales de Beijing y profesor de español y traductor e intérprete de español, inglés y chino.
