El café se toma China

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Por Paulina Herrán

 

La historia de té en China no tiene principio ni fin. Ya se conoce de sobra que este es el país de las infusiones herbales y florales, que acompañan a los chinos en sus actividades diarias y en cada momento que les apetece refrescarse con un buen sorbo del extracto de las hojas. El caso del café es distinto: éste llegó con los inmigrantes en el siglo XIX, cuando arribaron los misioneros occidentales y los hombres de negocios, que trajeron los granos a puertos como el de Shanghái y se empezaron a crear plantaciones de café a lo largo de la provincia de Yunnan. Durante los años 20 y 30, al perfilarse la ciudad como la cosmopolita “Perla del Oriente”, se crearon los cafés como uno de los tantos mercados frecuentados por los extranjeros. No obstante, éstos fueron clausurados al llegar la Revolución Cultural. Posteriormente, en los años 80 renacieron las tiendas de café como parte de la modernización del país, empujado en gran parte después de la ExpoShanghai en 2010.

 

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El café en la China de hoy

 

 

Aún así, China está lejos de convertirse en el mercado mundial más grande de café. Por ejemplo, Estados Unidos es el consumidor más grande en términos de consumo total y de valor: excede los US$ 30 billones anuales. A manera de referencia, los consumidores norteamericanos beben alrededor de 441 tazas de café al año, mientras que en países como Finlandia y Noruega se consumen cerca de 1.000 tazas anuales en promedio. Por comparación, el chino promedio sólo bebe cuatro tazas de café anualmente (según valores referenciados).

 

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Sin embargo, hay buenas noticias: el mercado chino de café ha tenido un crecimiento estimado de 10% a 15% anual en comparación con el promedio mundial de tan solo el 2% en la última década. El 2006, el consumo en China fue de 45.000 toneladas y muchos analistas predicen que este número puede alcanzar las 300.000 toneladas anuales para 2020.

 

 

El mercado del café en China

 

 

Con la proliferación de tiendas de café en China, tanto de las grandes cadenas internacionales como las de mercados “nicho” –tiendas que son administradas de manera independiente y con capitales pequeños- se ha generado un interés sobre el desarrollo de la demanda en el país: se ha comprobado que el negocio está dirigido a la creciente clase media urbana, pues aún es muy difícil penetrar en las áreas rurales, donde sigue predominando el consumo de té. Si bien el café se cultiva en la provincia suroccidental de Yunnan, así como en la isla de Hainan, se ha desarrollado una pequeña industria que atiende a los turistas extranjeros que visitan lugares como el pueblo de Yangshuo, lo cual es una excepción pues las tiendas de café no son comunes en las calles de las villas chinas.

 

 

De hecho, muchos de los cafés que se encuentran en las ciudades buscan colocarse dentro de las tendencias mundiales en la distribución y venta del café. De acuerdo con un estudio realizado por la firma Mintel, el número de cafés en China se duplicó de 15.898 a 31.283 en el período entre 2007 y 2012. Esto ha hecho que el consumo del café por parte de los clientes en las zonas urbanas esté orientado a ser más una experiencia al visitar estos establecimientos que un hábito en sí mismo, y tampoco en el aprecio hacia la calidad del café. Al respecto, el blog sobre café “Crop to Cup” establece que “los dueños de los cafés se concentran más en la idea ‘romántica’ del ambiente europeo de la tienda de café en vez de la calidad o sabor… Y China adora esto”.

 

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Así mismo, el éxito del café puede ser atribuido al reconocimiento de los chinos como consumidores con preferencias únicas, con diferentes gustos y hábitos a los de los norteamericanos o europeos. Los dueños de los cafés han identificado que a los chinos no les gusta el sabor amargo asociado con el café negro o el expreso, por lo cual han diseñado bebidas acordes a sus preferencias. Dada la falta de experiencia de los consumidores chinos promedio y su limitado conocimiento sobre la variedad de la calidad del café, los establecimientos utilizan este método para incrementar su potencial. Justamente, en ciudades como Shanghái y Beijing se ha comenzado a reconocer que cierto mercado de chinos están comenzando a exigir un café de mejor calidad. Las tiendas de café han empezado a ofrecer cafés más especializados, con orígenes específicos, tostando los granos en el sitio y brindar una variedad de métodos de elaboración. Con esto, los retailers no sólo proveen un producto de alta calidad, sino que también ofrecen una experiencia educativa al consumidor.

 

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Hay tres tipos de categorías de consumidores: el primero, mujeres de mediana edad que acuden en las mañanas y en las tardes a tomarse un café y a compartir un pastel; el segundo, hombres de negocios que a veces realizan sus reuniones de trabajo en algún café; el tercero, parejas jóvenes que se acomodan en los muebles de los sitios, saborean sus bebidas y se sientan a ver DVD en su computador. Los consumidores no prestan mucha atención al precio; simplemente consumen por la experiencia de consumir ese “café de marca”. Por otra parte, hay un creciente consumo de productos como el café instantáneo, que ocupa el 80% de la totalidad de la ingesta de café en China. Las características del café instantáneo son su bajo precio, su conveniente formato y su baja calidad. Dada la limitada interacción del consumidor chino con el café, se ha probado que este producto es un método altamente efectivo para aumentar un consumo más asequible.

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