El sello corporativo NO es decorativo

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Por Adrián Cisneros Aguilar

Mientras preparaba mi última entrega acerca de los representantes legales en China, me vino a la mente un caso que muestra cómo en China la empresa, como un ente separado de los individuos que lo conforman y/ó trabajan para él, guarda una relación con éstos distinta a la que vemos en nuestros países.

El tema que hoy trataré es un ejemplo de lo que hablo. Vayamos al caso: hace un par de años me tocó ver el caso de un latinoamericano al que buscaban adjudicarle responsabilidad en lo personal por las deudas de la empresa en la que trabajaba (mi opinión al respecto la dejamos para otra ocasión). Este latinoamericano había fungido como su representante legal y, al ser sustituido, cuando la empresa ya estaba demandada, el juez no consideró válido el cambio. Los argumentos, entre otros, fueron que esta persona, como representante legal, tenía control sobre el cumplimiento de las obligaciones por parte de la empresa, por lo que el cambio buscaba que evadiera su responsabilidad.

El latinoamericano alegaba lo contrario. Al margen de si los hechos probaban o no que estaba en lo cierto, el abogado chino sí que vio cómo pensaba el juez. Una pregunta le valió para asegurarle al latinoamericano que el juez nunca creería que no tenía control: ¿quién se quedó con los sellos corporativos?

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En efecto, difícilmente nos ponemos a pensar en lo que implican esos sellos en China, en los documentos que frecuentemente vemos sellados y los efectos que producen. Aquí vamos a tratar, muy esquemáticamente, estas cuestiones, enfocadas al caso más común: la empresa.

¿Qué es, para empezar, un sello corporativo? Físicamente, es un sello de no más de 4.5cm de diámetro, normalmente redondo, con una estrella de cinco picos en el centro y la razón social/denominación en la periferia en caracteres chinos. La ley regula estas características, mientras que localmente se reglamenta la aprobación para su elaboración, cambios al sello o qué hacer en caso de pérdida o robo.

Una persona física puede contar con su sello personal (si bien nunca hemos visto a un extranjero con un sello), mientras que, en una empresa, normalmente encontraremos tres clases de sellos corporativos: el personal (el sello con el nombre del representante legal), el sello de la empresa y el sello de finanzas. El segundo es el más comúnmente utilizado y el más solicitado por el comprador o inversionista extranjero en documentos, cuando trata con empresas chinas.

Hasta aquí todo parece claro. Lo difícil es explicar los efectos jurídicos del sello corporativo, porque es justo eso lo que la ley no regula. En la práctica, la costumbre ha admitido, como regla general, que el sello, aplicado en los documentos que emite una empresa, obligan a ésta al contenido de los mismos, como si hubieran sido firmados por su representante legal. De este modo, en China, el sello es visto como “la firma” de la empresa, como persona moral.

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En el día a día, nos toparemos con que, aparte de contratos y documentos societarios propiamente dichos (títulos de acciones, certificados de contribución de capital social, etc.), son relativamente pocos los documentos que deben ir firmados por el representante legal. En cambio, sí son varios los que deben ir sellados: poderes, escritos de demanda, así como solicitudes, reportes, inscripciones o escritos en general, presentados ante autoridades nacionales y locales son algunos de los documentos en que veremos el sello corporativo, según lo requiera la ley. Y atención: aunque muchos documentos contengan tanto la firma como el sello, este último puede obligar a la empresa, sin necesidad de la firma del representante legal.

Lo anterior es importante, no sólo porque el hecho de que el sello corporativo es la “firma” de la compañía (legalmente, la expresión de su voluntad para obligarse), sino porque la ley pide el sello para otorgar validez a varios de los documentos emitidos por ésta. Si consideramos que, en la práctica, la manera en que una persona moral actúa es, precisamente, a través de documentos, así como que legalmente no está regulado que dicho representante esté obligado a guardar los sellos, tenemos que quien tenga posesión de los sellos corporativos tiene el control de facto sobre la compañía, decidiendo en qué y cómo se obliga. Podemos comprender ahora la razón de la pregunta del abogado chino al latinoamericano ex-representante legal, en el caso descrito arriba.

Por otra parte, el efecto jurídico otorgado a los sellos implica el poder para, si se quiere, “secuestrar” a la empresa legalmente. Todo lo que tiene que hacer un empleado resentido con acceso a los sellos es quedárselos. Si se sellan documentos, digamos, contratos, puede recibirse dinero o bienes “para la compañía” y luego desaparecer. La empresa es la que debe asumir la responsabilidad después. Si no hace uso de ellos, la obligación -que arriba mencionamos- de que muchos documentos deban ir sellados implica un riesgo alto de inutilizar a la compañía, y no sólo para el día a día, que es lo más importante, sino para recuperar el control de la compañía y responsabilizar al ex-empleado por sus malos manejos.

Sí, en estos casos uno puede acudir a la policía y usar el procedimiento para denunciar la pérdida o robo de los sellos y solicitar aprobación para la elaboración de uno nuevo. Sí, la ley prohíbe a los mandos de la empresa lucrar con los activos de la compañía. Y sí, la Suprema Corte Popular ha dicho que es posible demandar al ex-empleado ante tribunales, a fin de que éste devuelva los sellos. No obstante, el hecho de que no se haya regulado apropiadamente cómo implementar estas opciones genera que difícilmente se pueda hacer uso de ellas en la práctica.

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Veamos. Por ley, los escritos de demanda deben ir sellados, o bien, firmados por el representante legal que aparece en la licencia de negocio. Si es el representante legal es el que se ha quedado con los sellos (y al que se le demanda su devolución), la dificultad queda patente. Esto, a pesar de que la Suprema Corte Popular ha dicho que, en estos casos, no es necesario efectuar el cambio de representante legal ante la Administración Estatal de Industria y Comercio, como normalmente ocurre. ¿Por qué? Porque los tribunales aún piden que el nuevo representante legal presente una autorización sellada de la compañía para comparecer en su representación. Así, la empresa enfrenta serios problemas para ser parte en cualquier litigio ante tribunales o paneles arbitrales y defenderse.

En cuanto a acudir con la policía, cada Buró de Seguridad Pública ejerce discreción para definir si en verdad los sellos pueden considerarse “perdidos” o “robados.” Además, para obtener autorización para el nuevo sello, el representante legal que aparece en la licencia de negocio –o su apoderado- debe presentar la solicitud, junto con documentación que incluye la licencia de negocio original. De nuevo, si el mencionado representante es el que se ha llevado los sellos (y encima, la licencia de negocio), es imposible obtener aprobación y solicitar la elaboración de un nuevo sello ante la Administración Estatal de Industria y Comercio.

Si creen que lo que decimos suena descabellado, basta recordar un muy sonado caso de 2013 con una empresa de software llamada GigaMedia, que invirtió en una compañía china. Cuando hubo problemas, el fundador de esta última se hizo de los sellos (junto con la licencia de negocio y otra documentación) y se rehusó a devolverlos. Esto llevó a GigaMedia a iniciar largos y costosos litigios dentro y fuera de China para recuperar el control de la compañía china, así como a desconsolidar sus finanzas respecto a la casa matriz. Eventualmente, Gigamedia tuvo que retirar su inversión.

Como se ve, a diferencia de lo que ocurre en nuestros países, el sello corporativo en China no es simplemente un elemento que hace a un documento verse “más formal”: tiene el poder jurídico, tanto de obligar a la compañía frente a terceros, como de incapacitarla. Por lo mismo, la recomendación es que se estipule claramente en los estatutos societarios quién guardará y quién tendrá acceso a los sellos corporativos. Deben tenerse reglas también para, de acuerdo con la ley, determinar qué documentos se sellarán. En caso de que sea necesario despedir al personal que tiene acceso a los sellos, es sumamente importante recuperar los sellos antes de hacerlo. Éstos son aspectos frecuentemente ignorados por el empresario extranjero, y cuya prevención puede significar la diferencia entre una operación exitosa de una empresa y una que no lo es.

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Adrian CisnerosAdrián Cisneros Aguilar está realizando un Doctorado en ciencia jurídica en la escuela de derecho de KoGuan, patrocinado por el Gobierno de Shanghái y por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México. Su investigación se centra en la integración de América Latina y su relación con China. Adrián es Licenciado en Derecho por la Universidad Panamericana en México y tiene un Máster en leyes de la Universidad de Wuhan, en China, donde se graduó con honores.

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