«China continuará respetando y protegiendo la libertad de sus ciudadanos a las creencias religiosas, y se esforzará por construir un socialismo moderno que sea próspero, fuerte, democrático, culturalmente avanzado, armonioso y con un ambiente sano», afirma el Consejo de Estado en la publicación que está disponible en su sitio web.
Las religiones más importantes en China son el budismo, el taoísmo, el islam, el catolicismo y el protestantismo. Según el informe del Gobierno Popular Central, trabajan más de 380 000 clérigos en el gigante asiático.
El gobierno alentó a todos los grupos de creyentes a continuar contribuyendo con el crecimiento económico, la paz social, la riqueza cultural, la solidaridad étnica y la unificación nacional.
Pensamientos chinos
China es una sociedad con una inmensa producción cultural. Hoy en día cuenta con una industrial del entretenimiento que genera canciones y películas de alta factura dirigidas no solo al público nacional, sino a todo el mundo. Sin embargo, es importante también resaltar que en China se han desarrollado filosofías, mitos y creencias que también son considerados patrimonios intangibles que deben ser preservados.
A continuación, se presenta resúmenes de los pensamientos espirituales y religiosos que algunas comunidades chinas han conservado a través de los siglos.
1) Budismo
Según el Diccionario breve de las cuatro grandes Religiones del Mundo (Monte Carmelo, 2007), el budismo es “una doctrina filosófica construida por Siddhartha Gautama, llamado Buda, que quiso comprender el sentido de la existencia humana”.
Las enseñanzas de Buda están condensadas en el dharma, que es el conjunto de leyes para la conducta apropiada y la búsqueda de la virtud.
Buda ofreció, a sus primeros discípulos, cuatro verdades que son la base de su legado: el dukkha (dolor) es universal; el dukkha es producido por el tanha (deseo en todas sus formas); el nirvana, que es el fin de los ciclos de renacimiento del ser, es accesible a cualquier humano que supere sus deseos y apegos; para vencer el dolor es necesario seguir el noble camino óctuple.
La noble óctuple vía contiene recomendaciones que orientan a la persona hacia la benevolencia: entendimiento correcto; motivaciones de buena fe; hablar justo y honesto, sin mentiras ni irrespetos; acción justa, sin tomar lo que no ha sido dado; modo de subsistencia correcto; esfuerzos justos; atención justa; concentración y meditación justa.
Aunque el budismo se originó en India, llegó a China progresivamente durante la Dinastía Han (206 aC-220 dC). Posteriormente, su influencia en el país creció y se vio reflejada en la política, la filosofía y las artes.
La novela Viaje al Oeste (西游记), publicada en el siglo XVI, es una de las historias clásicas de la literatura china y una muestra de la influencia del budismo en el país. Esta narra las aventuras del monje budista Tang Sanzang, quien viaja a las regiones occidentales (India y Asia Central) para obtener textos sagrados del budismo (sūtras). Para lograr su objetivo, Tang Sanzang debe enfrentar muchos retos y sufrimientos, pero no lo hace solo: cuenta con la cooperación de Sun Wukong, Zhu Bajie y Sha Wujing, personajes con características de animales que deben acompañarlo y protegerlo para compensar sus errores del pasado.
Viaje al Oeste utiliza elementos de creencias populares chinas, del taoísmo y de la filosofía budista. Es un cuento con humor, sátira social y reflexiones espirituales que es popular incluso en la actualidad. De hecho, ha tenido adaptaciones recientes al cine, un ejemplo fue la comedia Journey to the West: Conquering the Demons (2013).
2) Taoísmo
El taoísmo es una doctrina religiosa que se originó en China. En el país hay más de 1500 templos taoístas y más de 25 000 sacerdotes, de acuerdo a información que el Consejo de Estado de China publicó en su página web el 14 de abril de 2017.
Este sistema de ideas fue establecido por el filósofo Lao-Tse, un extraordinario pensador chino. Las reflexiones del taoísmo giran en torno al «camino», un marco de valores que deben guiar las vidas de las personas.
La imagen más representativa del taoísmo es el símbolo circular del Ying Yang, que significa el perfecto balance entre fuerzas opuestas. Cuando ambas están presentes en condiciones iguales, existe la calma y la paz; la confusión y la violencia son el resultado de que una de las fuerzas trate de prevalecer sobre la otra.
No se conoce la fecha precisa del nacimiento de Lao-Tse, pero la tradición señala que vivió entre los siglos sexto y cuarto antes de Cristo. A este personaje se le atribuye la autoría del texto Tao Te Ching, una de las piezas más significativas de la cosmogonía china.
En este libro, el tao (道) es la fuente y la esencia de todo lo que existe. Asimismo, es el flujo o «camino» que lenta, imparable, espontáneamente, sigue la totalidad de las cosas y seres. Se puede traducir a la imagen de la armonía que existe en la naturaleza.
El concepto de wu wei (無爲), que significa «no actuar», es central en el pensamiento de Lao-Tse y del taoísmo. Esta idea invita a las personas a «fluir con el tao», a no resistir los cambios, a ser espontáneas, a no fingir y a ser humildes y sencillas.
3) Antiguas creencias populares chinas
En las religiones indígenas de China, Tian (天) era el poder supremo que regía sobre los dioses menores y los seres humanos. El concepto puede referirse a una deidad, a una fuerza impersonal, o a ambas.
En los tiempos de la Dinastía Shang (siglos 17-11 aC), los habitantes de China se referían a su dios con el nombre de Shàngdì (上帝, «Señor en lo alto»).
Desde la antigüedad, muchos chinos han creído que existe un mundo espiritual desde el cual múltiples dioses y fuerzas benévolas y malévolas pueden afectar las vidas terrenales.
Las creencias tenían también un ángulo político y social: los monarcas chinos eran tradicionalmente llamados Hijos del Cielo (Tianzi). La autoridad y soberanía del emperador supuestamente emanaba de los dioses (Tianming).